La contienda electoral del pasado domingo nos ha dejado los resultados vaticinados: una aplastante victoria del Partido Popular de Mariano Rajoy, que se ha llevado de calle 186 escaños, frente a los paupérrimos 110 del PSOE, liderado - es un decir - por Rubalcaba. El resultado es un éxito para algunos y un desastre para otros, pero tanto los primeros como los segundos harían bien en moderar su alegría y su desazón, porque los auténticos vencedores no son los votantes y acólitos de Partido Popular. Son, ni más ni menos, las mismas personas e instituciones que gobernaban este país antes de las elecciones: los bancos, otras instituciones del sector financiero, y en el mejor de los casos otros países europeos.
Me diréis que exagero, y no creo que exagere ni un pelo. Permitidme que os dé tres ejemplos. No son del año pasado, ni de hace un mes. Son tres noticias aparecidas hoy mismo.
1. Fitch exige al PP que "sorprenda" al mercado con reformas y recortes fiscales.
Fitch, como ya sabréis, no es un señor que votó al PP en las últimas elecciones. Fitch es una de las tres principales agencias de calificación de crédito a nivel mundial, junto con Moody's y Standard and Poor's. Estas tres empresas jugaron un papel básico en la crisis financiera que se inició en el año 2008, y que todavía colea, ahora derivada en crisis de la deuda soberana. Durante años las tres rating agencies estuvieron dando sus máximas calificaciones a las obligaciones de deuda colateralizada (collateral debt obligations, CDO) que enmascaraban hipotecas subprime. La confianza aportada por estas calificaciones llevó a bancos, países y particulares a invertir en estos productos tóxicos, y el resultado es bien conocido por todos. Ni una de ellas ha pagado un solo €, ni ha devuelto siquiera los honorarios que cobraron por un trabajo tan nefastamente realizado.
Pues bien, de acuerdo con Fitch, el PP debe aprovechar la arrolladora victoria del domingo para lanzar "una reforma estructural y fiscal ambiciosa y radical" que sorprenda positivamente a los mercados.
Precisamente esta agencia rebajó la calificación de España el pasado 7 de octubre, de AA+ a AA-, lo cual contribuye a aumentar la prima de riesgo de España y nos obliga a endeudarnos a un tipo de interés superior. Estos son los señores que se permiten el lujo de decirle al partido ganador de unas elecciones democráticas cuál debe ser su programa de gobierno. Alguien que no ha sido votado por nadie y que, de hecho, está en el origen de la presente crisis. Tócate las narices.
2. Saxo Bank: el gobierno español debe subir impuestos
Saxo Bank, no confundir con uno de los hits del momento Saxobeat, es un banco danés creado en 1992. Saxo Bank obtuvo su récord de facturación en 2008, el año que empezó la peor crisis del capitalismo desde el crack del 29. Ese mismo año, rehusó participar en un paquete de crédito creado por el gobierno danés bajo el argumento de que "perdería dinero". Por lo demás, no hay que olvidar que los bancos no fueron actores secundarios en la crisis. Fueron ellos quienes adquirieron los activos tóxicos, los empaquetaron en los CDO que hemos mencionado antes y los vendieron a otros bancos y, en última instancia, a los particulares. Y no hace falta decir que si alguien disponía de medios para comprobar la calidad de los CDO eran las instituciones financieras, tanto si no más que las autoridades nacionales y desde luego que los ciudadanos de a pie.
Ahora uno de estos bancos le dice al gobierno de un país soberano que ha de subir impuestos. Alguien que no ha sido votado por nadie y que, en mayor o menor medida, también ha jugado un papel en el embrollo. Tócate otra vez las narices.
3. Merkel: Rajoy tiene un "mandato claro" para realizar "reformas rápidas"
La Sra. Merkel no necesita presentación. Es la canciller alemana, la persona que, a todas luces, corta el bacalao en Europa hoy en día, siempre secundada por su fiel escudero Sarkozy, que se ha lanzado en brazos de Alemania para poder conservar, mire usted por dónde, la triple A en el rating de Francia, esos que dan las agencias como Fitch. Precisamente hace dos semanas, Sarko manifestó con resignación: "si pierdo la triple A, estoy muerto".
Es de agradecer que al menos alguien se atreva a ejercer de líder, pero echando la vista atrás resulta que Angela Merkel es canciller de Alemania desde el año 2005, un par de años antes al menos que la dichosa crisis. Y si los bancos y las rating agencies fueron protagonistas, los Estados fueron al menos estrellas invitadas en el drama. ¿Dónde estaban las agencias gubernamentales encargadas de supervisar los mercados financieros? ¿Por qué las legislaciones nacionales permitían la concesión de créditos basura, la creación de innovadores productos financieros y su venta sin investigar qué había detrás de ellos? ¿Por qué se mantuvo el mercado de derivados desregulado durante los años 90 y 2000?
Y al margen de la posible responsabilidad que Merkel pueda tener en este desastre global, una cosa está clara: somos los españoles quienes hemos decidido quién queremos que nos gobierne - ya sea votando a favor del PP, en contra, en blanco, o metiendo una rodaja de chorizo en el sobre electoral, como ocurrió en un colegio electoral gallego (ver imagen). Y ahora viene una dirigente de otro país a marcarnos la pauta. Alguien que no ha sido votada por nadie (al menos aquí), y que en el mejor de los casos es cómplice de nuestros males. Tócatelas otra vez, Sam.
Tres ejemplos. Bancos, agencias de rating y gobiernos extranjeros, decidiendo lo que tenemos que hacer, tan sólo dos días después de la "fiesta de la democracia". Ya sé lo que me diréis: it's the economy, stupid. Ciertamente. Pero que luego nadie tenga la desfachatez de decirnos a los Indignados que esta no es la democracia de los mercados. Desde luego no es la democracia de los ciudadanos.