viernes, 13 de agosto de 2010
Excusatio non petita (Little Italy y Chinatown)
(go to the bottom for the English version)
Una de las zonas más conocidas de esta ciudad eterna (con el permiso de Roma) es, precisamente, Little Italy. A esta fama han contribuido sin duda alguna las películas de gángsters, singularmente El Padrino. Pues bien, quien vaya a Little Italy y espere encontrar a Don Vito comprando en una frutería escoltado por dos tipos de mandíbula prominente y abrigo abultado se llevará una gran decepción. La Piccola Italia, como gustan de llamarla aquí, ha sido ido arrinconada poco a poco hasta quedar reducida a una única calle, Mulberry street. Y esta calle no es ni siquiera un lugar donde haya vida de barrio o algo que se le parezca, sino un parque temático para los turistas con dos tipos de negocios: restaurantes (italianos, eso sí, pero de escasa calidad), y tiendas de souvenirs.
El motivo de este cambio es claro y fácilmente comprobable, y también tiene nombre de barrio famoso: Chinatown. Es impresionante pasear por las calles que rodean Mulberry y comprobar como todas, absolutamente todas, están copadas por negocios chinos de todo tipo: pescaderías, fruterías, bancos, tiendas de electrónica. Si Little Italy no merece tal nombre, puesto que no representa en modo alguno una versión reducida del país transalpino, el término Chinatown describe perfectamente lo que es: una ciudad china dentro de otra ciudad, la inefable Nueva York.
Que Chinatown se está comiendo a Little Italy se comprueba en un detalle que puede pasar desapercibido a primera vista, pero resulta muy significativo: Little Italy, i.e. Mulberry Street, está copada de banderas italianas y de pancartas con el nombre del barrio. Da la impresión que los lugareños se esfuerzan denodadamente por reforzar, o quizás salvar, su identidad, como si quisieran proclamar que todavía están allí. Excusatio non petita, accusatio manifesta...
En cambio, en Chinatown no vi ni una sola bandera china. No es necesario. Sus habitantes saben que están allí para quedarse, y no necesitan convencer a los visitantes de ello. Poseen la tranquila serenidad de quien se sabe vencedor de la batalla.
English version
One of the most well-known neighbourhoods of this eternal city (with Rome’s permission) is Little Italy. Gangsters’ films have undoubtedly contributed to this reputation, most notably The Padrino. However, those who expect to spot here Don Vito buying in a fruit store escorted by two guys with prominent jaws and bulky jackets will be greatly disappointed. Piccola Italia, as locals like to call it, has been reduced to one single street: Mulberry. And this street is not even a place where you might find neighbourhood life or anything of the kind, but a touristic theme park with two kinds of businesses: restaurants (Italian indeed, but cheesy) and souvenirs’ shops.
The reason for this change is clear and easy to check, and has the name of another famous neighbourhood: Chinatown. It is truly impressing to stroll around the streets that surround Mulberry and realize that absolutely all of them are packed with Chinese businesses of all kinds: fish shops, fruit stores, banks, electronics’ shops. If Little Italy doesn’t live up to its name, since it isn’t by far a reduced version of the transalpine country, the term Chinatown accurately describes what this is: a Chinese town inside another city, amazing New York.
You can understand that Chinatown is eating Little Italy by a detail that might be unnoticed at first sight, but is highly significant: Little Italy, i.e. Mulberry Street, is full of Italian flags and posters with its name. It’s as if locals were struggling to reinforce, or maybe save, their identity, as if they were trying to shout that they are still there. Excusatio non petita, accusatio manifesta...
Conversely, I did not see one Chinese flag in Chinatown. It is not necessary. Its inhabitants know they are here to stay, and do not need to convince visitors about it. They possess the serene calmness of he who knows himself winner of the battle.
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