martes, 13 de julio de 2010

Terminus



Lima (13 y 14 de julio)

Snif, snif, ya lo dice la canción, nada es para siempre…
Lima es una ciudad más bien gris…literalmente. Al menos en invierno, cuando apenas se ve el sol, oculto permanente por una mezcla de nubes-niebla-smog que tiñe la urbe de un color mediocre y melancólico. Espero tener algún día la oportunidad de visitarla en otro momento del año.
Lo único destacable fue la vista de la playa de Miraflores desde el Parque del Amor (sí, se llama así, en serio). Finalmente el cielo se había despejado y decidí sentarme a contemplar la puesta de sol. Las parejas paseaban de la mano o se prodigaban cariño en los bancos del parque. En la playa los surfistas esperaban la última ola del día para que les llevara hasta la orilla, y la sensación de fin del camino empezaba a inundarme como un veneno dulce que se va extendiendo poco a poco.
De repente, las nubes volvieron a cubrir el sol, y me quedé sin mi idílico ocaso. Resignado, guardé mi cámara en la bolsa y volví al hotel. El viaje había acabado.

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